La carne, un componente básico en la dieta de nuestros mayores

Sabemos que una gran parte de una nuestra salud física, por no decir la mayoría, está ligada a lo que comemos, aparte claro están el factor genético y el ejercicio diario. Y esto tiene la misma importancia dentro de las dietas de los mayores, quienes a veces la descuidan un poco al verse solos o comiendo a diferentes horas de los hijos, si es que estos llegan más tarde de trabajar. Asimismo, es algo que también tienen muy en cuentan en los geriátricos y en los pisos tutelados para personas de la tercera edad, yo de hecho lo vi hace poco en un geriátrico de SanVital, en Madrid, donde tengo un familiar internado. Se trata de una residencia de calidad, donde importa mucho la dieta de los mayores. A esa edad, es clave compaginar ambas cosas, una buena alimentación sana y equilibrada con un ejercicio físico diseñado a la medida de las posibilidades de cada persona, a fin de conseguir una mejor calidad de vida e independencia.

En una dieta equilibrada la carne es un producto necesario, ya que nos aporta principalmente una gran cantidad de proteínas, siendo estas de buena calidad, si bien la forma de cocinarla o prepararla puede ser más o menos saludable. Veamos algunos consejos para hacer un consumo correcto en nuestra casa y especialmente entre nuestros mayores.

Primeramente debemos comprar una carne de buena calidad. Actualmente hay en el mercado productos excepcionales con denominación de origen e indicación geográfica protegida como puede ser la ternera gallega, la carne de vacuno con control integral de calidad y certificado de garantía, a la que se sumaron la carne de Ávila, carne de vacuno del País Vasco, carne de Cantabria, etc.

Deberán consumirse preferente las partes magras de las carnes rojas, debiendo retirar en la medida de la posible la parte grasa de la carne, por su aporte calórico.

La forma de preparación o cocinado de la carne también es importante en nuestra nutrición y a la hora de presentarla en la mesa, puesto que se puede servir de muchas y variadas maneras, cocida, asada, guisada, en barbacoa, a la plancha, frita, etc., si bien las más saludables son los asados, los hervidos y a la plancha, pues necesitan menos cantidad de aceite para ser cocinada, y mantienen mejor sus propiedades y nutrientes.

Según los entendidos, una buena carne a la plancha debe estar hecha como se dice comúnmente vuelta y vuelta, sin marearla. La carne tiene que estar a temperatura ambiente y la plancha muy caliente, para que la carne quede jugosa, puesto que así se sella la carne impidiendo la salida de sus jugos. El punto de cocción depende de cada comensal, pues hay quien la prefiere más hecha o poco hecha.

Debemos evitar que la carne se queme formando una pequeña costra negruzca en su exterior, sobre todo cuando la preparamos en barbacoas, pues hay estudios que demuestra que se producen sustancias tóxicas para nuestro organismo y que incluso podría estar esto relacionado con la aparición del cáncer.

La tendencias de consumo de carnes rojas en el mercado español continúa aumentado, pues las industrias cárnicas son unas de las primeras en importancia en el sector de la industria agroalimentaria, y su consumo aumenta cada año especialmente entre la gente joven.

Para las personas con una edad avanzada, por sus problemas de dentición, de masticación, de digestión o por dificultades para tragar, la mejor forma de prepararla es picándola y haciéndola a modo de hamburguesas, albóndigas, etc., o triturándola, e incluso mezclándola con otros alimentos en forma de purés, para facilitar la deglución y así conseguir una dieta sana y equilibrada.

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