La necesidad de una adecuada hidratación en el entorno laboral.

Puede parecer una obviedad, pero la mayoría de personas no bebe la cantidad de agua que realmente necesita durante su jornada laboral. Y es que, aunque pasamos una media de ocho horas o más en el trabajo, no siempre somos conscientes de la relación directa que existe entre el rendimiento diario y el estado de hidratación. A menudo, el café se convierte en nuestro único aliado para mantenernos despiertos, mientras que el agua queda relegada a un segundo plano, algo que, sin darnos cuenta, nos afecta física y mentalmente.

El cuerpo humano está compuesto en gran parte por agua, y cada una de sus funciones (desde pensar con claridad hasta mantener una buena postura frente al ordenador) dependen de que esa proporción se mantenga estable. Por eso, hablar de hidratación en el trabajo no es un asunto trivial ni una recomendación más de las que se dan al hablar de salud, sino una necesidad real que afecta a la productividad, el bienestar y el ambiente laboral.

¿Cuánto afecta la deshidratación a tu rendimiento sin que te des cuenta?

El típico dolor de cabeza a media mañana, la fatiga que parece aparecer sin motivo o esa sensación de que todo cuesta el doble pueden estar directamente relacionadas con una hidratación insuficiente. A veces lo achacamos al estrés, al exceso de tareas o a que no hemos dormido bien, pero lo cierto es que incluso una deshidratación leve puede desencadenar todo ese cóctel de síntomas.

Cuando el cuerpo pierde tan solo un 1% de su contenido en agua, comienzan a notarse efectos como una ligera disminución en la capacidad de concentración. Si la pérdida alcanza el 2% o el 3%, los reflejos se vuelven más lentos, la memoria a corto plazo se resiente y las decisiones empiezan a tomarse con menos claridad. En un entorno de trabajo, esto puede traducirse en errores tontos, olvidos frecuentes, lentitud al reaccionar o incluso malhumor sin una causa aparente.

Además, la deshidratación afecta también al estado de ánimo. Hay estudios que relacionan la ingesta insuficiente de agua con un aumento del estrés, la ansiedad e incluso el malestar emocional. Esto tiene una incidencia directa sobre la calidad de las relaciones laborales, ya que cuando uno se siente peor, es más fácil que se generen roces innecesarios o tensiones con los compañeros.

Puestos de trabajo donde el agua importa aún más.

En algunas profesiones, la necesidad de beber agua con frecuencia es más evidente. Por ejemplo, quienes trabajan en exteriores, sobre todo en verano, están expuestos a temperaturas elevadas que aumentan la pérdida de líquidos por sudor. Los repartidores, jardineros, trabajadores de la construcción, personal de limpieza o vigilantes suelen moverse constantemente y, en muchos casos, su acceso al agua es limitado, lo que hace que estén más expuestos a sufrir síntomas de deshidratación.

También hay que tener en cuenta que en trabajos donde se exige atención continuada o donde el entorno es muy seco (como ocurre en muchas oficinas con aire acondicionado o calefacción central), la pérdida de hidratación se acelera sin que uno lo note. El aire seco reduce la humedad del ambiente, provocando que el cuerpo tenga que compensar esa pérdida evaporando más agua, aunque estés simplemente sentado frente al ordenador. Por eso, incluso en empleos que no implican actividad física, mantenerse bien hidratado es imprescindible para conservar la lucidez y la energía a lo largo del día.

La importancia de los hábitos en la hidratación diaria.

Más allá del tipo de trabajo que desempeñes, lo cierto es que la clave está en los hábitos. Muchas personas creen que con beber un par de vasos de agua al día es suficiente, pero esto suele quedarse muy corto. La sensación de sed no siempre aparece cuando el cuerpo necesita agua, de hecho, a menudo ya estamos ligeramente deshidratados cuando comenzamos a sentirla.

Incorporar la hidratación como parte de la rutina diaria es uno de los pequeños gestos que más beneficios puede aportar al bienestar general. Tener una botella siempre a mano, establecer recordatorios en el móvil o aprovechar cada pausa para beber un poco de agua son trucos simples pero muy útiles. También es aconsejable observar el color de la orina, ya que cuando está muy oscura indica que el cuerpo necesita más agua.

En muchos trabajos se ha normalizado que la única pausa «permitida» sea para el café. Y aunque este puede aportar cierta sensación de alerta, no hidrata, más bien todo lo contrario. Por eso, es importante reeducar el hábito y buscar momentos estratégicos para beber agua a lo largo de la jornada, igual que se haría con el descanso visual o los estiramientos.

La hidratación como elemento de cultura empresarial.

En los últimos años, se ha empezado a dar importancia a pequeños gestos que antes pasaban desapercibidos dentro del lugar de trabajo. Y es que, más allá de lo estético o lo funcional, hay detalles que hablan mucho del tipo de cultura que se quiere fomentar en una empresa. Disponer de agua accesible en distintos puntos, cuidar que no falte en reuniones largas o facilitar su consumo durante toda la jornada, empieza a entenderse como una muestra de consideración hacia el bienestar de quienes forman parte del equipo. Según apuntan desde Agua La Marea, ofrecer agua mineral en entornos laborales no tiene por qué ser un lío logístico, ya que existen alternativas pensadas para adaptarse tanto a oficinas pequeñas como a instalaciones de mayor tamaño.

Hidratación y salud a largo plazo: mucho más que evitar el cansancio.

Además de los efectos inmediatos, la hidratación también influye en la salud general de forma más profunda. Mantener un buen nivel de agua en el organismo reduce el riesgo de problemas renales, facilita la digestión, mejora la circulación sanguínea y contribuye a que la piel luzca más sana. En el entorno laboral, donde muchas personas pasan horas en la misma postura, esto cobra especial importancia.

El agua también tiene una relación directa con el sistema inmunológico. Un cuerpo hidratado es más eficaz a la hora de defenderse de virus y bacterias, lo que se traduce en una menor incidencia de bajas por enfermedad. En épocas como el otoño y el invierno, en las que aumentan los resfriados y las gripes, estar bien hidratado puede ser una de las mejores formas de mantenerse fuerte y activo sin necesidad de recurrir a medicamentos.

Otro aspecto poco conocido es su influencia en la digestión y la sensación de saciedad. Muchas veces, durante la jornada, se recurre a snacks o picoteos no por hambre real, sino por una sensación confusa que podría resolverse simplemente bebiendo agua. Esto también ayuda a evitar digestiones pesadas o la típica sensación de hinchazón al final del día.

Cómo hacer que beber agua en el trabajo sea más apetecible.

Uno de los grandes motivos por los que la gente no bebe suficiente agua durante el trabajo es el aburrimiento que puede generar. Aunque se sabe que es saludable, el agua suele percibirse como insípida y poco atractiva frente a bebidas con cafeína o refrescos con sabores artificiales. Sin embargo, hay formas sencillas de cambiar esta percepción.

Añadir rodajas de frutas como limón, naranja, pepino o incluso unas hojas de menta puede dar un giro total al sabor del agua sin necesidad de añadir azúcar ni calorías. Estas combinaciones, además de refrescar, aportan un toque aromático que hace que beber agua se convierta en algo más agradable.

También hay quien opta por alternar con infusiones frías o aguas saborizadas naturales, siempre evitando edulcorantes y aditivos innecesarios. Disponer de vasos bonitos, botellas reutilizables con diseño o termos personalizados puede parecer una tontería, pero muchas veces estos pequeños detalles ayudan a integrar el hábito en la rutina diaria con más facilidad.

Cómo influye la hidratación en el trabajo en equipo.

Aunque a primera vista puede parecer que la hidratación es algo individual, lo cierto es que tiene efectos en cadena sobre el clima laboral. Cuando una persona se siente más despierta, más equilibrada y más ligera, interactúa de forma más positiva con los demás. En cambio, cuando hay fatiga, malestar físico o falta de concentración, es más fácil que surjan tensiones, distracciones o errores que afecten al resto del equipo.

En espacios donde se promueve una hidratación constante, el ambiente suele ser más distendido y colaborativo. Las pausas para beber agua pueden convertirse incluso en momentos informales de socialización, similares a los ratos del café, pero sin sus efectos secundarios.

La hidratación puede ser también una excusa perfecta para levantar la vista de la pantalla, moverse un poco y desconectar mentalmente durante unos segundos. Esos pequeños paréntesis ayudan a retomar las tareas con más claridad y a mantener una actitud más positiva a lo largo del día.

Cuando el agua se convierte en parte del bienestar emocional.

Beber agua de forma regular durante el trabajo tiene un efecto más emocional del que podríamos imaginar. Aporta sensación de cuidado, de equilibrio y de presencia en el momento. En jornadas largas o exigentes, esos sorbos pueden ser una forma silenciosa de parar, respirar y reconectar con uno mismo.

Además, cuando el cuerpo está bien hidratado, las emociones tienden a ser más estables. Se reduce la irritabilidad, se gana claridad mental y se mejora la percepción del entorno. Esto se nota especialmente en trabajos que requieren interacción con personas, toma de decisiones o atención prolongada.

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